Cerca de 30.000 adolescentes catalanes tienen una cuenta en Facebook, cuando por edad no podrían, puesto que la edad mínima para tener una cuenta eran 13 años, de acuerdo con las leyes de EEUU. Y ahora la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), ha requerido a Facebook que
suba la edad mínima a 14 años, aunque
si se tiene el consentimiento de padres o tutores podría ser legal que acceda incluso con sólo 12 años.
Podemos pensar que es lo mejor, expulsar a los menores de las redes sociales para adultos hasta que no tengan una cierta edad, pero por otra parte, esto ha sucedido porque, al igual que los adultos,
también tienen una vida social. La web 2.0 les facilita relacionarse con personas de su edad que ya conocen, como compañeros de clase y de actividades deportivas, y también con adultos de su entorno como profesores.
No conozco redes sociales específicas para menores y desde mi punto de vista, creo que no tendrían mucho sentido, porque enseguida crecerán y tendrán que traspasar contactos, fotos, etc a la red social para adultos que escojan. Además, también se relacionan con familiares, amigos y profesores que son adultos. En mi opinión, y
en la de algún otro, la mejor opción sería que
Facebook y otras redes aceptaran a menores, pero que exigieran asociar su cuenta a la de un padre, madre o tutor, que también debería tener una cuenta en Facebook, como ya hacen muchos profesores con buen criterio, que incluso consiguen que sus alumnos los acepten como amigos.
Además, es importante que las redes sociales adapten la publicidad y las aplicaciones que muestran a la edad del usuario, por ejemplo, es inaceptable que a una niña de trece años le aparezca un banner: "Flirtear ahora".
Igual que no dejamos a los menores ir solos por cualquier calle a cualquier hora, es importante no dejarles solos en la web y estar con ellos para saber qué hacen allí.
Lo principal para saber qué hacen nuestros menores en la web es preguntar directamente. Es aceptable espiarles un poco, pero por supuesto, no deben notarlo. Esto sólo debe servir para saber qué temas debemos tratar con ellos, para preguntar lo adecuado para obtener información y luego prevenirlos y corregirlos.
Desde un punto de vista práctico algunas recomendaciones son:
- Crear cuentas de usuario en el ordenador para cada miembro de la familia. A los menores, cuentas de usuario limitado, protegidas con contraseña y que no permitan instalar software, de forma que nos tengan que preguntar para instalar algo.
- Crear nosotros las cuentas de usuario de los menores para los servicios de correo, mensajería o de redes sociales como Facebook, para evitar que mientan en la edad y además convencerlos de que es bueno que sólo nosotros sepamos sus contraseñas de acceso, que deben ser robustas y que no deben compartir con nadie más que nosotros.
- Ubicar el ordenador en un lugar común de la casa como la sala de estar o la cocina, y nunca dejar que usen el ordenador con acceso a Internet en su dormitorio.
- Limitar el tiempo de uso de la web.
- Advertir que no deben publicar fotos muy personales y que no deben aceptar nada ni hablar con desconocidos, ni proporcionar información personal como nombres de colegios, clubes deportivos, direcciones ni teléfonos, y sobretodo, convencerlos de que si tienen alguna duda o algún problema, que nos los expliquen, que los adultos estamos para ayudar.
En Estados Unidos y pronto en el Reino Unido estarán disponibles
servicios de cibervigilancia que procesan lo que hacen los menores en la web o con sus móviles, por unos 10 dólares al mes, y envían alertas a los padres por correo cuando detectan algo sospechoso para que lo investiguen.
Cerca de tres cuartas partes de los adolescentes de EEUU en redes sociales como Facebook han recibido mensajes de personas que no conocen, y una quinta parte reconoce haber recibido solicitudes de tipo sexual. Un caso extremo sería el de Ashleigh Hall, víctima de asesinato en Co Durham (Reino Unido) después de un encuentro con un hombre que había hecho un perfil falso en Facebook.
La aparición de móviles con cámara y su fácil acceso por parte de los menores ha hecho aparecer comportamientos todavía más preocupantes. Según el artículo enlazado anteriormente sobre servicios de cibervigilancia, en EEUU, uno de cada cinco menores admite haber enviado fotos en las que aparecen desnudos, y uno de cada tres ha enviado mensajes explícitos de tipo sexual.
Pero lo más peligroso es que los adolescentes en EEUU pueden conducir, y lo hacen utilizando el móvil, pero no sólo para hablar, también para enviar mensajes, por lo que ha aparecido un servicio que desactiva su móvil cuando están en su coche.
De todas formas, la medidas de tipo tecnológico no son efectivas y nunca compensarán la falta de responsabilidad y una buena educación. Al fin y al cabo, un adolescente un poco inteligente puede deshacerse fácilmente de las
medidas de control de tipo tecnológico que impongan sus padres, incluso
en sus móviles.
Por lo tanto, medidas de tipo educativo, como la web
"De aquí no pasas" o algunos
vídeos, son necesarias y las únicas eficaces a largo plazo.
"Los niños deben aprender a ser libres. Deben aprender a darse órdenes a sí mismos, algo que sucede a los 3 o 4 años". Mientras deben ser los padres y educadores los que con cariño y paciencia vigilen y regulen sus acciones para que no hagan daño a otros o a ellos mismos.
"El periodo de mayor desarrollo de las
funciones ejecutivas va de los 6 a los 8 años; a los 12, el niño tiene una organización cognitiva cercana a la de un adulto, pero es a los 16 cuando se alcanza el desarrollo completo de los lóbulos frontales del cerebro. Para evitar infantilizar la adolescencia hay que dar más responsabilidades a los niños, así les estaremos impulsando a madurar, ganarán en confianza y construirán sobre mejores bases su personalidad."